Descubre el Contexto Social y Político de la Dictadura Militar Argentina: Una Mirada Histórica
En La condición humana, Hanna Arendt afirma que solo a través del lenguaje tenemos la posibilidad de existir en el planeta: ‹ ‹Ya que la función del lenguaje está implicada, el inconveniente se regresa político por definición, pues el lenguaje es humano hace un animal político. Si la verdad de todo el mundo político se hace tangible mediante las expresiones, entonces el lenguaje es la base sobre la que se funda y crea la política.
Para J.G.A. Desde el instante en que una palabra o término se transforma en una imagen que remite rápidamente el poder y la sensibilidad a un sentido contemporáneo que lo realiza siempre y en todo momento de hoy, Pocock, por su lado, el aviso de conceptos en la historia es un acto político. De ahí que en el momento en que charlamos de política es bien difícil que los conceptos hagan ver la falsa característica de la neutralidad, si bien un óptimo manejo de la oratoria puede lograr que aparezcan de este modo. Así sea consciente o inconscientemente, el lenguaje jamás se divide de su aptitud de crear significados sobre la verdad de la que charla. O sea lo que Pierre Manent define como la fuerza política de la palabra.
Poco tras caminar, no obstante, quedó claro que las Fuerzas Armadas habían tomado el poder político como representantes de los intereses de los enormes conjuntos económicos, que pusieron en marcha un plan que terminaría con el desmantelamiento del aparato productivo del país. .
El 24 de marzo de 1976, una junta militar dentro por tres comandantes de las Fuerzas Armadas derribó al gobierno constitucional encabezado por María Estela Martínez de Perón. Las Fuerzas Armadas aceptaron el poder político como representantes de los intereses de los primordiales conjuntos económicos. Para hacer el emprendimiento de estos conjuntos, que consistía en asegurar una mayor concentración de la riqueza, era preciso eliminar las organizaciones político-sociales que luchaban por evitarlo. A los pocos días, la junta designó como presidente a uno de sus integrantes, el jefe del Ejército, Jorge Rafael Videla, quien fue anunciado en un aviso de prensa oficial como «un profesional moderado, distanciado de los extremos ideológicos y de la militancia católica».
Se realizó un nuevo golpe de Estado que, de la misma los precedentes, contó con el acompañamiento de esenciales ámbitos, singularmente de enormes conjuntos económicos nacionales y extranjeros, medios que cooperaron para elaborar a la sociedad para admitir el golpe. como única otra alternativa para salir de la crisis, la Iglesia católica y los mandatarios políticos y sindicales, si bien no brindaron un acompañamiento visible, tampoco se pronunciaron en contra.
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